martes, 12 de diciembre de 2017

                                  


            BODAS DE PLATA DEL CARMELO SEGLAR DE ÚBEDA


Señor, reunidos ante  tu altar como familia  de Carmelitas       Seglares Teresianas, permitidme ser la voz de esta fraternidad, pues queremos darte gracias por estos 25 años de vida vocacional a esta Orden Seglar, donde la Stma. Virgen del Carmen, como Madre de la Iglesia, nos guía en este camino de esperanza viva que nos lleva a Jesús, nuestro Salvador.
Señor, es gracia de vuestra divina misericordia el habernos llamado para vivir el evangelio en la luz de este carisma carmelitano, donde la oración perseverante, abre puertas de claridad en nuestros corazones y en el de nuestros hermanos.
Nuestra vocación  os ofrece una entrega amorosa, plena de emoción al escuchar nuestros nombres con una respuesta segura y comprometida: “Aquí estoy”.
Es lo más hermoso que nos ha pasado en esta vida, porque nos ha transformado. Ahora vivimos la fe con el conocimiento pleno de lo que ello significa,  no haciéndote a nuestra medida, si no amándote tal cual sois: Dios creador y salvador.
Hemos andado mucho camino en estos veinticinco años. Hemos vivido muchos momentos alegres por veredas verdes y floridas, pero también hemos pasado por noches muy oscuras, tormentosas y llenas de angustia, por caminos de zarzas y ortigas, pero aceptando nuestra cruz, abrazándola que no arrastrándola, se llena de consolación el alma y la sequedad del sufrimiento, se enjuga con el agua viva de vuestro amor.
¡Que relámpago luminoso se cruzó en nuestro ser al haber encontrado y conocido a nuestros Santos Padres, Teresa de Jesús y Juan de la Cruz! Es tanto lo que les debemos. Ellos que son amigos muy íntimos de Dios, no cesan de interceder por nosotros. El ejemplo de vida que nos han legado, es nuestra meditación más profunda porque nos encontramos con la Stma. Trinidad en el centro de nuestra Madre la Santa Iglesia, que es la azucena donde dejamos nuestras oraciones y nuestras súplicas en acción permanente de gracia.
Queremos al final de nuestro camino, encontrarnos con Jesús y sabemos que solo puede conducirnos la Stma. Virgen María, su bendita Madre. A Ella nos encomendamos como abogada de nuestras almas, con la esperanza plena de alabaros eternamente en el paraíso.
Es el Carmelo, una rosa que no se marchita. Su perfume impregna la oración que se eleva hasta el cielo.
Es un deleite espiritual que llena de gozo nuestro corazón y abre nuestra mente para dejar entrar la luz de la sabiduría. Es fuente de agua viva.

Nuestro agradecimiento a la Comunidad de Padres  Carmelitas Descalzos de esta santa casa, por acogernos con amor y dentro de ese amor, enseñarnos, corregirnos, mostrarnos la Persona de Cristo, su palabra de vida eterna, el verdadero camino de salvación.
En el Carmelo hemos aprendido a orar, a moderar nuestro comportamiento, a escuchar en el silencio, la melodía de Dios.
En el Carmelo, la cruz se ama y se acepta.
Toda esta hermosura, la hemos descubierto y  hecho nuestra, en el Carmelo.

Buen maestro el que nos hace crecer como personas y el que nos hace sentir, hijos de la iglesia.
Es Sacerdote Carmelita, lleno de sabiduría, de corazón sensible y mirada profunda. De exquisita educación y espíritu cultivado en la gracia.
Ora por nosotros, nos ayuda siempre en nuestras tribulaciones y nos modela cual si fuésemos de arcilla, porque nos ama de corazón, nuestro Padre Antonio José de Torres, un regalo de Ntra. Madre del Carmen. Gracias Padre, por tanto y por todo.
Gracias también a nuestra Presidenta Paqui Molina, por tu entrega para con esta fraternidad, por perseverar siempre, por tu cariño y buen hacer, que Dios te lo premie.
A Isabel Molina, maestra de formación de esta comunidad Seglar. Gracias por tu gran labor.
Muchas felicidades a nuestra hermana Carmina Soto que en este día tan especial, ha realizado sus Promesas Definitivas para con esta Orden.
Y a todos los que formamos esta fraternidad, ¡Felicidades! porque juntos caminamos con fe, esperanza y amor, vestidos con el hábito de Ntra. Madre, la Virgen del Carmen, que nos ama y nos espera para acogernos en la presencia de Dios.

                                                           
                                                                          Úbeda, 9 de Diciembre de 2017
                                                            
                                                                         Isabel  Valenzuela Pérez  OCDS

  

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