Cádiz


CÁDIZ

BREVE HISTORIA DE LA COMUNIDAD


Nombre de la Comunidad: Nuestra Señora del Carmen
Fecha de la erección canónica o restauración: Según consta en la primera acta que se conserva, se restableció el día 8 de sep­tiembre le 1899.
Casa en la que está erigida: Padres Carmelitas Descalzos de Cádiz
 
Datos curiosos:

Después de la exclaustración, los carmelitas descalzos restauran la fun­dación de Cádiz en el año 1899. Concretamente el Sr. Obispo Don Manuel Rancés cedió sin limitación alguna la propiedad de la iglesia y sus dependencias el 26 de agosto de este año, y por fin el 24 de octubre comenzaba la vida regular. Bien, pues el primer acta que se conserva de la entonces VOT, que habla del restable­cimiento de las misma, está fechada el día 8 de septiembre de 1899, reseñando en ella las primeras tomas de hábito, concretamente los hermanos: Julián del Car­men Portilla (presbítero), Eugenio de Santa Teresa Moltó, Consuelo de San Juan de la Cruz Recios (que luego pasó a la 2ª Orden), Aurelia de San Elías Rodríguez y Concepción de San Elíseo Ruiz (que también pasó a la 2ª Orden, sin que conste que llegase a profesar como terciaria).
Todos estos hermanos constan en el Libro de registro con los números del 3 al 7, pues el nº 1 y el nº 2, corresponden al matrimonio formado por Antolín de Jesús María Ibáñez (+1926) y Josefa de Jesús Crucificado Rodríguez (+1915), que ya eran profesos y procedían de Cuba. Tanto él como ella fueron priores de la comunidad.

Ambos eran lo que se conoce como indianos, gente que se fue a América a hacer fortuna y regresó a la ciudad; en Cádiz por su situación de «puerto de Indias» era esto muy corriente. Y de Cuba vinieron con el amor al Carmen Descalzo al que pertenecían en su Tercera Orden, y al Milagroso Niño Jesús de Praga, a quien debían multitud de favores, siendo propagadores de su devoción en la ciudad junto con el padre Inocencio de Jesús María ocd, hasta la fundación de la Archicofradía del Santo Niño en 1920.
 
Casi sin interrupción, por los datos que figuran en el libro de registro en lo que se refiere a Tomas de Hábito y Profesiones (no tenemos acceso a los libros de actas anteriores a los años 70, pues se guardan en los archivos de los padres carmelitas y lo más que hemos podido conseguir es una fotocopia de la primera página de la primera acta) funciona y florece la comunidad desde su fundación hasta 1966. En este período de 67 años, aparecen registrados un total de 353 hermanos en riguroso orden de admisión.

También se registran en este período las visitas canónicas de:
-Fray Agustín de los Reyes, Provincial. El 2 diciembre de 1938.
-Fray Brocardo del P. Corazón de Mª, Provincial. El 2 de octubre de 1941.
-Fray Silverio de Santa Teresa, Prepósito General. El 29 de mayo de 1951. –Fray Brocardo del P. Corazón de María, Provincial. El 23 de abril de 1952 y de nuevo el 16 de noviembre de 1953.
-Fray Alberto de la Virgen del Carmen, Prepósito General. El 14 de octubre de 1956
-Fray Brocardo del P. Corazón de Mª, Provincial. El 22 noviembre de 1958.
-Fray Simón de Santa Teresita, Delegado Provincial de la VOT. El 4 abril 1960.
-Fray Manuel de la V. del Carmen, Provincial. El 30 octubre 1960.
-Fray Juan Luis de San José, Provincial. El 15 febrero 1967.
 

Del año 1966 al año 1979, no se registra ninguna Toma de Hábito en esta comunidad, desconocemos quién era el padre asistente, suponemos que estará registrado en los libros de actas a los que no tenemos acceso. Pero nos consta este dato por el libro de registro de hermanos, y por tradición oral de las hermanas más mayores, que la Orden casi había desaparecido durante estos catorce años.
 
En el año 1975 vino destinado a Cádiz el padre José Luis Zurita Abril, y no sabemos tampoco cuando empezó a ser asistente, si en ese año o en alguno de los siguientes, lo que sí nos consta, es que empezó a localizar a las hermanas antiguas y a trabajar con ellas, volviéndose a reanudar las admisiones en el año 1979, y de ahí en adelante, de forma ininterrumpida hasta la actualidad, casi todos los años son varios los hermanos o hermanas que entran a formar parte de la comunidad. Su celo, su trabajo incansable y su amor a la Orden, han dado pie a lo que hoy día es ¡a realidad de la OCDS de nuestra ciudad. Su mayor anhelo era que la mayor parte, si no todos los laicos que trabajasen en la parroquia, de la que fue responsable desde 1981 hasta 1993, en que se trasladó a Sevilla, fuesen miem­bros de la OCDS.

La Parroquia del Carmen (como se la conoce en Cádiz) debe ser todo «Carmelo», decía siempre. Y lo consiguió, en la actualidad la mayor parte de los grupos parroquiales están coordinados o presididos por hermanos de la OCDS.
A lo largo de los años que estuvo en Cádiz mantenía reuniones y activida­des de formación o litúrgicas con la OCDS, a diario. A parte de las reuniones o retiros mensuales estipulados en la Norma de Vida. Organizó cursos sobre Histo­ria de la Orden, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Historia de la Iglesia, Catequesis para adultos, Escuela de Oración, Grupos de Oración etc... Consiguió que se rompiera el “tabú” de que la OCDS, sólo era para «señoras mayores», y comenzaron a pedir la entrada, tanto hombres como mujeres, y sobre todo matri­monios, así como gente joven que trabajaba en la parroquia. La comunidad parti­cipa desde entonces en todas las actividades nacionales y provinciales que se organizan, así como en las actividades de la iglesia diocesana y arciprestal.

Esta comunidad ha recibido desde entonces la visitas canónicas siguientes:
 
-Fray Felipe Sáinz de Baranda. Prepósito General. El 24 de noviembre de 1981
-Fray Delfín Villa. Provincial. El 13 de marzo de 1986
-Fray Francisco Javier Jaramillo. Definidor General. El 28 de enero de 1989
-Fray Serafín Puerta, Provincial. El 15 de mayo de 1992
-Fray Camilo Maccíse, Prepósito General. El 18 noviembre 1994

Este despertar de la OCDS en Cádiz, de algún modo sirvió de empuje para que las otras dos órdenes seglares de la ciudad “franciscanos y servitas” también empezasen a resurgir, y a darse a conocer en Cádiz, dónde fueron tan importantes junto con el Carmelo en otros tiempos.
En enero del año 1993, el P. José Luis organizó como Delegado Provincial de la OCDS una Asamblea en Cádiz, para todas las comunidades de la Provincia, logrando una asistencia de unos 200 hermanos y hermanas. Esta Asamblea que tuvo como lema «El Carmelo Seglar en la Nueva Evangelización», sirvió de revul­sivo para revitalizar las comunidades de otros lugares, empezando a renovarse de un modo serio la vida de la OCDS en la Provincia. Hasta entonces cada uno habíamos ido un poco por nuestro lado. Estando ya destinado en Sevilla, pero cumpliendo las exigencias surgidas de la Asamblea Provincial de 1993, reunió a todas las comunidades el 30 de abril de 1994, y se constituyó la Junta Provincial de la OCDS en Andalucía-Badajoz. Se aprobó un anteproyecto de estatutos elabora­dos por nuestra comunidad de Cádiz, y se eligió por votación la primera presiden­cia y secretaría de esta Junta. Por razón de funcionamiento se pensó, tal y como ponían los estatutos, que se votasen no a las personas, sino a las comunidades, y que ellas designasen a quienes ocuparían los cargos. Los hermanos votaron a la comunidad de Cádiz, para este menester, y desde entonces la comunidad de Cádiz ha ostentado repetidas veces los cargos de Presidente Provincial y de Secretaria Provincial. Así pues desde Cádiz no podemos menos que reconocer la importancia de la labor del padre José Luis Zurita Abril, al frente de la OCDS, primero en nues­tra comunidad y después en toda la Provincia. Siempre con las limitaciones pro­pias de la distancia, la falta de tiempo, y que estas cosas se hacen paciente y calladamente, año tras año.

Estando ya al frente de la Junta Provincial, desde nuestra comunidad se han organizado una segunda Asamblea Provincial en 1996 y unos Ejercicios Espiritua­les en 1997, ambos en San Juan de Aznalfarache (Sevilla). Se ha asistido a todas las Juntas Nacionales de la OCDS, tanto el padre Zurita como Delegado Provincial, como los representantes andaluces: José Luis de Miguel Jover de la comunidad de Linares y Mª Pilar Mijares Bejerano de esta comunidad de Cádiz, y durante algún tiempo Mª Luisa Yuste Montero de la comunidad de Málaga (hasta que lo dejó por motivos de salud). También participamos activamente del Congreso Internacional de Roma en octubre de 1996.
La comunidad de Cádiz a lo largo de su historia ha dado numerosas voca­ciones a la Orden y a la Iglesia, siendo muchos los hermanos que figuran en el libro de registro con la observación: “marchó carmelita descalza, o marchó carmelita descalzo, o marchó religiosa/o de cualquier orden o congregación...”. Aún viven religiosas carmelitas descalzas, que han sido profesas de nuestra comunidad y que todos conocemos. También hay que recordar a hermanos y hermanas beneméritos como son el caso de Milagros del Cuvillo, Claudina Fernández Mota, Dolores Trigo, Gregoria Valdivia, Mª Carmen Fdez. Llebrez, Carolina Esteban Globery otras que hasta el último de sus alientos estuvieron asistiendo a las actividades de la comunidad y a quienes debemos, junto a las que aún siguen con nosotros, esperemos que por muchos años, por su entrega y fidelidad, lo que somos hoy.
Y por último, no podemos olvidar a Adela Medina Cuesta «Gitanilia del Carmelo», bordadora y genial poetisa gaditana, a quién tuvimos la suerte de tener por secretaria durante muchos años. Sus bordados en oro son célebres en la ciu­dad y fuera de ella; nosotros conservamos el escudo de la bandera de la fraterni­dad, y cuando la Virgen del Monte Carmelo (Israel) era de vestir, también lució un manto salido de las manos de Adelita.
Nuestra comunidad tiene Bandera Propia, en terciopelo marrón y tisú de plata con el escudo del Carmen en oro, con la que procesiona delante del Stmo. Sacramento en Corpus y delante de la Virgen del Carmen en julio, y cuando es menester. También posee amplísima biblioteca de temas carmelitanos, teresianos, sanjuanistas, marianos y de espiritualidad, a disposición de los hermanos/as. Esta biblioteca es algo más, de lo mucho que la OCDS de Cádiz le tiene que agradecer al Padre José Luis Zurita Abril.
En 1999 cumplimos nuestros primeros cien años de la restauración, acontecimiento que celebramos con todos los honores posibles, tal y como la ocasión lo merecia.


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